La vivienda de Pompeyo González Pascual, el jubilado que a finales del año pasado mandó una tanda de cartas explosivas a ministerios, embajadas o La Moncloa, ha revelado la obsesión por la ideología prosoviética del detenido. El acusado, de 74 años, guardaba un póster de La Pasionaria en el armario de su habitación, tenía un llavero del Che Guevara, simbología del líder comunista Lenin y múltiples libros y recortes de periódicos sobre hitos revolucionarios del comunismo, tanto rusos como cubanos, e incluso españoles, según el acta de registro elaborada por la Policía Nacional. En el domicilio de Miranda de Ebro (Burgos, 35.000 habitantes) se ha hallado también material como el que usó en las misivas y que causó heridas a un empleado de seguridad de la embajada de Ucrania. El despliegue se realizó con máximo cuidado por temor a una reacción violenta o con explosivos, si bien el acusado mostró una actitud apacible y nada alterada. Está previsto que el arrestado preste declaración este viernes en la Audiencia Nacional.
El acta de registro elaborada por los investigadores, a la que ha accedido EL PAÍS, recoge cómo obraron los agentes en la mañana del miércoles en casa del detenido. El estudio del coche de Pompeyo González, que vivía solo y apenas mantenía relaciones sociales, no mostró nada significativo más allá de una cizalla y de un libro en la línea de los que almacenaba el burgalés en el inmueble. República, guerra y campos de concentración: memorias de un anarquista bilbaíno, se titulaba el ejemplar, guardado en la guantera. En el maletero había pintura. El propietario apenas reaccionó al despliegue policial. Primero les dijo a los policías: “Se han equivocado”. Lo primero fue comprobar si había mercancías peligrosas en el pequeño piso en el que vivía Pompeyo, el 3ºC del número 2 de la calle del Clavel de Miranda de Ebro.
La documentación recogida apunta a que este exfuncionario de 74 años estaba ideando artefactos con mayor potencia deflagrante (que provocan llama) que los que había remitido y que, solo en una ocasión, había llegado a activarse causando heridas leves a un trabajador de la legación diplomática de Kiev en España, añaden estas fuentes. El resto de envíos fueron neutralizados por las Fuerzas de Seguridad antes de que se funcionaran. En el acta del registro de su vivienda en Miranda de Ebro se recoge como indicio “C-23″ un dron Dji Mavic 2, un modelo ya descatalogado de algo menos de un kilo de peso pensado para grabar imágenes desde el aire y con capacidad para volar durante media hora.
El registro, iniciado poco antes de las diez y media de la mañana, mostró que en la habitación del jubilado había un póster de la dirigente comunista española Dolores Ibarruri, La Pasionaria, y otro en homenaje al día internacional de la mujer trabajadora. La inspección en la cocina permitió dar con unas bolsas de plástico fino como las que podría haber utilizado para rellenar de distintas sustancias y emplearlas en las cartas deflagrantes. En el salón Pompeyo guardaba 11 tubos cilíndricos y otros de metal, así como una tuerca y una sucesión de muestras que evidenciaron su radicalismo.
El hombre disponía de una imagen enmarcada del histórico comunista Lenin y un llavero con la efigie del cubano Ernesto Che Guevara con el lema “Hasta la victoria siempre”. La conexión con el castrismo llegaba también mediante ejemplares del periódico Granma, fechados en 1988. El arrestado disponía de páginas del desaparecido diario La gaceta del norte sobre el alzamiento fascista de 1936 o crónicas sobre victorias rusas y austriacas en 1917 durante la I Guerra Mundial, además de libros sobre voluntarios mirandeses en la División Azul.
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Más recientes eran las hojas del Diario de Burgos sobre la presentación del libro Matar al Rey o informaciones sobre atentados de ETA. Los policías han requisado cámaras de vídeo y varias tarjetas de memoria y el teléfono móvil de este individuo muy activo en redes sociales. Entre las propiedades del sujeto se ha notificado un taladro cerca de “virutas de acero metálico”, un dron, un cortatubos, una sierra y dinero en efectivo. La actuación ha terminado en el trastero Pompeyo González, donde apenas había un sofá viejo y algunas herramientas.